martes, 16 de junio de 2009

Lepra: enfermos injustamente discriminados


La lepra es, desde hace siglos, una enfermedad plagada de mitos y prejuicios. Los pacientes que la padecen fueron históricamente discriminados y apartados de la sociedad. Sin embargo, actualmente es completamente curable y de muy difícil contagio. Una persona infectada, que hace el debido tratamiento médico, puede seguir adelante con su vida cotidiana, dar la mano, abrazar, ir a trabajar, tomar mate y estar en contacto con gente sin representar ningún riesgo para los demás.

LA DISCRIMINACIÓN


El problema más grande al que se enfrentan los pacientes no es la enfermedad en sí: hay antibióticos que se entregan gratuitamente en todos los hospitales del país y aun los casos más graves, si son diagnosticados a tiempo, llegan a curarse sin dejar secuelas importantes. Es la estigmatización lo que más los afecta.


"El desconocimiento de la lepra por parte de la población en general y hasta de la comunidad médica es la principal causa de discriminación. Esa ignorancia provoca el daño social, económico y psíquico del paciente y su entorno", sostiene el Dr. Roberto Escalada, dermatólogo y asesor médico de la Asociación Alemana de Asistencia al Enfermo con Lepra y Tuberculosis (DAHW).


CAMPAÑAS


La información es la herramienta más acertada para combatir los prejuicos. Para esto, la Sociedad Argentina de Dermatología (SAD) realiza la primera semana de octubre de cada año la "Campaña Nacional contra la lepra". El Dr. Jorge Tiscornia es dermatólogo y estuvo a cargo de las últimas tres ediciones del ciclo y explica que la difusión es fundamental para que la población y los médicos estén atentos para detectar rápidamente los síntomas de la enfermedad. "El diagnóstico de la lepra no es sencillo. En la persona infectada se puede presentar desde una mancha hasta lesiones en los órganos internos. Hay pacientes que llegan a estar años sin que se detecte la patología y eso dificulta el tratamiento".


Campaña 2008 para radio de la Sociedad Argentina de Dermatólogía, con el actor Luis Landriscina:








EL CONTAGIO


La lepra es una enfermedad infecciosa y, efectivamente, es contagiosa. Pero el riesgo de transmición es muy bajo: es necesario convivir durante años con un enfermo para contraer la enfermedad y, además, la mayoría de la gente es inmune a padecerla. "El contagio de la lepra está en relación a las defensas de las personas. Se calcula que en el total de la población, el 80% es resistente a la enfermedad", afirma Escalada, quien fue presidente de la Sociedad Argentina de Leprología.


LOS MÁS PERJUDICADOS


Una mujer que fue abandonada por su marido, una maestra a quien la echaron del colegio donde trabajaba, un abuelo al que no lo dejaban alzar a su nieto, familias que obligaban al enfermo a comer apartado. Todas son situaciones de discriminación que los enfermos sufren en su vida diaria. "Tuve una paciente cuyos vecinos le apedrearon e intentaron quemar su casa cuando se enteraron del diagnóstico", confiesa Escalada.


EL PRESENTE


En Argentina, se detectan entre 300 y 400 nuevos casos de lepra por año. En el país ya no es considerada un problema de salud pública. Si el enfermo es diagnosticado a tiempo, es prácticamente seguro que se curará. "Afortunadamente, hoy en día los pacientes salen adelante y en la mayoría de los casos no padecen secuelas. Por eso son muy importantes las campañas de difusión y la conscientización de la población para que se pierda el prejuicio contra esta enfermedad", concluye Tiscornia, encargado del consultorio de Lepra del Hospital Cosme Argerich.

Entrevista completa al Dr. Jorge Tiscornia













Por María Sol Tiscornia